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domingo, febrero 02, 2014

Junín y sus caminos

Estando aquí pierdo el miedo a fracasar en tus líneas y criterios,
aùn hay gente que trabaja por amor a sus familias más que por  enriquericimiento propio,
hay extensos campos que son el papel de sus historias y son los surcos en ellos el símbolo de su empatía con la naturaleza.
No hay rituales señor, sólo la intención de dar y agradecer por lo celeste de nuestro cielo,
la compañía eterna de los árboles tan verdes de frescura y grandes en armonía con los hogares y el trabajo madrugador.

Aquí, en ésta tierra firme como bondadosa hasta un estornudo tiene compañía solidaria, de tener frío contaré con mi observadora amiga de indiscutible calor. Ella, tan coqueta y cuidadosa con sus modales , sabrá cubrir mi piel e incluso pensamientos. Su nombre me recuerda a la "Fuente Ovejuna" que alguna vez disfruté por las calles limeñas.

Por donde voyme topo con la vida misma, en su origen.
Sin dramas ni egoísmo.
Su intención de protector me lleva a descubrir también su ingenuidad, la misma que no querré lastimar ni defraudar.

Las nubes se desplazan calladas y serenas, pero siempre vigilantes para quien necesite de sus gotas multitud.

Las manos no llevan relojes, sino pulseras coloridas con frases de orgullo local.