Después de leer mis mensajes y de que no fuiste capaz de acercarte y despedirte con el beso no acostumbrado,pero sí apropiado para el momento, te alejaste con la sonrisa irónica de siempre junto a tu trato sarcástico de a veces.
Quizá te interesaba e incomodó saber que, el remitente de los mensajes sabor a cielo, no fueron escritos por ti. Frente a ti me vi respondiendo a tus gestos con la sonrisa del adiós y en los labios la frase repetida - "No cambias" - Te di la espalda y caminé sin voltear hasta llegar a los 86 pasos.Entonces me detuve y direccioné la mirada hacia atrás, fue tan exacto el ángulo en el puente y tan lento tu voluntad al caminar que pude verte sólo a ti. Ibas hacia adentro, desanimado y sin voltear . Supongo que mientras yo me alejaba te quedaste suspendido en el tiempo y clavado en la puerta. Ha pasado antes que el papel fue inverso, lo sé porque lo sentía hace tiempo.
Vi tu espalda perfecta para mi gusto, noté que te faltaba más cabello, que tu cabeza es pequeña y tu ego se encontraba un poco bajo, casi como un ser normal a lo que recordaba. Avanzabas lento y seguía mirando, esperando a que te des vuelta para volver de pronto, sin explicación, y decir ¡Hey, qué pasa!
Llegaste al túnel de poemas, mi visión seguía óptima , me llegó a sorprender. Fue entonces que te detuviste, tal vez a pensar sobre la decisión tomada .Mientras yo iba creyendo que voltearías, una de mis piernas iba pisando la escalera anterior. Sin embargo, los segundos se acabaron y doblaste en perpendicular para seguir tu camino. Volví en Sí.
18 pasos más, ya un poco más arriba, no pude evitar volver la mirada y nuevamente di contigo. Caminabas solo, sin mirar a nadie, sin chocar con alguien o algo. Fui yo la que te observaba y dejé que caminaras lejos porque la decisión, ésta vez, tenía que ser tuya.
Llegaste al muro decisivo y no sé ni pude ver si tomaste el cuarto de cristales (producto del llanto) donde habita el mutismo , porque ya no hay más que decir. O si tomaste la ruta de la soledad e indiferencia, el camino que ya seguías.
La gente comenzó a empujarme y presionar al siguiente paso de partida, tuve que irme.
Desde aquella tarde no te he visto, y jamás sabrás que te seguí con la mirada hasta el último momento.
Hoy puedo saber que las escenas siguen intactas porque estoy aquí deseando poder verte.
Quizá te interesaba e incomodó saber que, el remitente de los mensajes sabor a cielo, no fueron escritos por ti. Frente a ti me vi respondiendo a tus gestos con la sonrisa del adiós y en los labios la frase repetida - "No cambias" - Te di la espalda y caminé sin voltear hasta llegar a los 86 pasos.Entonces me detuve y direccioné la mirada hacia atrás, fue tan exacto el ángulo en el puente y tan lento tu voluntad al caminar que pude verte sólo a ti. Ibas hacia adentro, desanimado y sin voltear . Supongo que mientras yo me alejaba te quedaste suspendido en el tiempo y clavado en la puerta. Ha pasado antes que el papel fue inverso, lo sé porque lo sentía hace tiempo.
Vi tu espalda perfecta para mi gusto, noté que te faltaba más cabello, que tu cabeza es pequeña y tu ego se encontraba un poco bajo, casi como un ser normal a lo que recordaba. Avanzabas lento y seguía mirando, esperando a que te des vuelta para volver de pronto, sin explicación, y decir ¡Hey, qué pasa!
Llegaste al túnel de poemas, mi visión seguía óptima , me llegó a sorprender. Fue entonces que te detuviste, tal vez a pensar sobre la decisión tomada .Mientras yo iba creyendo que voltearías, una de mis piernas iba pisando la escalera anterior. Sin embargo, los segundos se acabaron y doblaste en perpendicular para seguir tu camino. Volví en Sí.
18 pasos más, ya un poco más arriba, no pude evitar volver la mirada y nuevamente di contigo. Caminabas solo, sin mirar a nadie, sin chocar con alguien o algo. Fui yo la que te observaba y dejé que caminaras lejos porque la decisión, ésta vez, tenía que ser tuya.
Llegaste al muro decisivo y no sé ni pude ver si tomaste el cuarto de cristales (producto del llanto) donde habita el mutismo , porque ya no hay más que decir. O si tomaste la ruta de la soledad e indiferencia, el camino que ya seguías.
La gente comenzó a empujarme y presionar al siguiente paso de partida, tuve que irme.
Desde aquella tarde no te he visto, y jamás sabrás que te seguí con la mirada hasta el último momento.
Hoy puedo saber que las escenas siguen intactas porque estoy aquí deseando poder verte.

