Nostalgia de lo que no fue

Nuestra  historia ha finalizado. Lo sé ahora, lo supiste siempre.
Supongo que fue lo mejor, quiero creer que es así, ¿Qué dices tú?

Sigo sintiendo tus lecturas bien vocalizadas.
Cuando enfermo sigo viendo al sujeto que transcribe mis cartas para ti, temo porque lo hace sin mi permiso.
Me disculpo por ello.

Inevitable es pasar por el parque donde nos vimos en contadas ocasiones, siendo la última de ellas la más tierna y confusa que he podido vivir.
Te echo de menos cuando paso por esos lares.

Me acuerdo todos los sueños que hile contigo al lado.
Los mejores fueron cuando me sorprendías tonta, nerviosa, tímida, arriesgada y enamorada de ti.
Sí, ahora puedo decirlo, tus sospechas tenían sustento real.

Tú sentías frío y aprovechaste mi calor para amedrentarlo. Yo solo estaba allí por ti y para ti, no importaba más.
Sin embargo, dolió saber que mi abrigo no fue suficiente porque supe de tus labios el punto final a mis lecturas favoritas, aquellas que eran impostergables.

Somos dos ahora, la unidad  ha desaparecido, yo aún sigo intentando aprender a caminar sin ti.
¿Lo nuestro fue nuestro?